10.05.10 | Notas

Acceso universal a medicamentos de alto costo y el fin de las mafias
Federico Tobar

La actual crisis de los medicamentos puede constituir una oportunidad que nos ayude a identificar y discutir alternativas para avanzar a paso firme. El objetivo a lograr es que frente a una misma enfermedad en el mismo estado de avance, todos los que la padezcan reciban cuidados de similar calidad.

El problema
Los Argentinos gastamos cada año unos $1.500 millones en medicamentos de alto costo. Este gasto crece en todo el mundo, pero en nuestro país a un ritmo mayor (entre el 2003 y el 2007 se duplicó) por tres motivos: 1) los productos se venden en Argentina a precios muy superiores a los internacionales, 2) no hay competencia, son medicamentos con un solo fabricante y no se venden en farmacias sino a través de unas pocas droguerías y, 3) se usan en enfermedades crónico degenerativas de creciente prevalencia en la población. Estas condiciones convierten a los medicamentos de alto costo en un botín ideal para atraer mafias. Así, quienes padecen enfermedades caras deben también soportar el castigo de los oportunistas que lucran con ello.

Se les llama enfermedades catastróficas porque su aparición empobrece a quienes las padecen. El año pasado, por ejemplo, el 62% de las familias norteamericanas que quebraron y entraron en la pobreza lo hicieron por causa de estas enfermedades. En Argentina un 3,2% de los medicamentos cuestan más que el Salario Mínimo Vital y Móvil y representan alrededor del 10% del gasto total.

A estas características de los medicamentos caros se suma la organización extremamente fragmentada y segmentada de nuestro sistema de salud. Ambos factores configuran una combinación explosiva: pocos compradores, pocos vendedores, pocos controles y altos precios.

La solución
La forma de acabar definitivamente con este problema es implantar un seguro universal que garantice a todos los argentinos los cuidados adecuados frente a las enfermedades catastróficas, incluyendo la provisión gratuita de medicamentos. Los productos tendrían un solo comprador estatal muy bien vigilado que los obtendría a precios hasta un 80% menores a través de Licitaciones Internacionales. Las enfermedades deberían ser tratadas según protocolos a los cuales médicos e instituciones deberían ajustarse.

El seguro de enfermedades catastróficas debe ser para todos los argentinos y no solo para quienes tienen obra social. Por lo tanto sus prestaciones deberían ser extraídas del Programa Médico Obligatorio. Esto mejoraría el desempeño de los seguros de salud. Porque hoy una Obra social o prepaga pequeña que debe atender a tres casos de leucemia corre el riesgo de quebrar aunque su administración sea eficiente. Pero esto se resolvería ya que se reuniría a nivel nacional el pool de riesgo adecuado.

Con una organización de este tipo, los recursos con que hoy opera la Administración de Programas Especiales resultarían suficientes para dar cobertura a todos los argentinos garantizando acceso gratuito e igualitario tanto a los remedios como a las prestaciones médicas de alto costo. Pero también se podrían complementar con un pago mensual capitado de las prepagas que, al delegar en el Seguro Nacional de Enfermedades Catastróficas la cobertura de estas enfermedades, resultarían aliviados en sus gastos prestacionales. Por ejemplo, El Fondo Nacional de Recursos, del Uruguay, que ya implementó este seguro cobra una mensualidad de U$S 2 por cada afiliado a los seguros privados.

Los fundamentos
Varios países encararon el problema de los medicamentos de alto costo con soluciones como la aquí propuesta. En Brasil, por ejemplo, a pesar de que su Sistema Único de Salud es extremamente descentralizado, se definió que estos medicamentos serían adquiridos de forma centralizada. Esto permite captar economías de escala en la adquisición. Incluso, otorga poder político al comprador (que pasa a detentar un monopsonio) para obtener mejores precios. Una resolución ministerial definió que no se adjudicarían productos a oferentes que no permitan economías de, por lo menos un 23% del precio de laboratorio.

Pero la ventaja no está solo en la compra consolidada. Es mucho más poderosa la capacidad de control que permite un esquema único y bien organizado. El Fondo Nacional de Recursos, del Uruguay, por ejemplo, define esquemas de tratamiento y evalúa cuando se debe emplear cada uno y en qué caso. Esto permite que todos los ciudadanos que padezcan la misma enfermedad reciban tratamientos iguales en calidad. Pero también permite reducir la variabilidad de la práctica clínica concentrando los esfuerzos en el control de las prestaciones y la auditoría de estas pocas pero muy caras enfermedades.

¿Qué hace falta?
Acabar con las mafias de los medicamentos y al mismo tiempo avanzar hacia un modelo más justo de salud conquistando el acceso universal e igualitario a la cobertura de las enfermedades de menos prevalencia y mayor costo requiere de voluntad política. No es un tema de recursos, porque los fondos que ingresan anualmente a la APE resultarían suficientes como para poner en marcha un esquema de cobertura universal. No es un tema de conocimiento y tecnología, porque, aún si en nuestro país no hubiera capacidad, se trata solo de pedir colaboración a los vecinos para que nos transfieran su know how.

Como afirmaba Deepak Chopra "hay tantas personas que se están enriqueciendo con el Cáncer como las que están muriendo por su causa".

Revista IEPS

4to Informe de Investigación


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